Y como el licenciado Juan de Vadillo le viese de aquella suerte, preguntóle que para que habia traido aquella muger que tenia de la mano: y mirandolo al rostro el Indio, respondió mansamente, que para comerla; y que si él no hubiera venido, lo hubiera ya hecho. Vadillo, oido esto, mostrando espantárse, le dijo: ¿pues como, siendo tu muger, la has de comer? El cacique, alzando la voz, tornó a responder diciendo: mira mira; y aun al hijo que pariere tengo tambien de comer. Esto que he dicho, pasó en el valle de Nore: y en él de Guaca, que es él que dije quedar atras, oí decir á este licenciado Vadillo algunas vezes, como supo por dicho de algunos Indios viejos, por las lenguas que traíamos, que cuando los naturales dél iban á la guerra, á los Indios que prendian en ella, hacian sus esclavos; á los quales casaban con sus parientas y vecinas; y los hijos que habian en ellas aquellos esclavos, los comian: y que despues que los mismos esclavos eran muy viejos, y sin potencia para engendrar, los comian tambien á ellos. Y á la verdad, como estos Indios no tenian fe, ni conocian al demonio, que tales pecados les hacia hacer, cuan malo y perverso era; no me espanto dello: porque hacer esto, mas lo tenian ellos por valentia, que por pecado». Parte primera de la Chronica del Perú hecha por Pedro de Cieza, cap. 12, ed. de Anvers 1554, hoja 30 y siguiente.
(3) Le nombre des indigènes indépendans qui habitent les deux Amériques decroît annuellement. On en compte encore environ 500.000 au nord et a l'ouest des États-Unis, et 400.000 au sud des républiques de Rio de la Plata et du Chili.
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